domingo, 1 de marzo de 2009

Una sonrisa no cuesta nada pero vale mucho. No empobrece a quien lo da y enriquece a quien la recibe. Dura sólo un instante y perdura en el recuerdo eternamente. Es la señal externa de la amistad profunda. Nadie hay tan rico que pueda vivir sin ella, y nadie tan pobre que no la merezca. Una sonrisa alivia el cansancio, renueva las fuerzas y es consuelo en la tristeza. Una sonrisa tiene valor desde el momento que se da. Si crees que a ti la sonrisa no te aporta nada, sé generoso y da una de las tuyas porque nadie tiene tanta necesidad de una sonrisa como quien no sabe sonreír. (L)