skip to main |
skip to sidebar
Nunca pensé, nuevamente a sentir esa diversidad de sentimientos encontrados, esa mezcla de miedo, angustia, desesperación de no saber en una situación determinada. Tus frases de angustia y mi voz, tratando de calmarte, que se perdía en esa habitación. Créeme que por dentro me derrumbaba como un castillo de naipes frente a un leve soplido. El ver tu mirada perdida, clamando ayuda, para algo que sólo tú puedes controlar, es detestable ese dolor del corazón que se te da en ese momento, porque para ese dolor no hay calmante ni tranquilizante.